jueves, 13 de septiembre de 2012

El Espejo de agua

¡Hola! Esta es la primera vez que escribo algo y se lo enseño a alguien. Sé que os puede parecer un pelí larguillo y que se os quiten las ganas de leerlo pero, por favor, leedlo y decidme vuestra opinión.
Lo he escrito hará un par de horas y la verdad, creo que se puede sacar bastante de esto así que... ¿por qué no lo leéis y me decís?


El Espejo de agua

Era un día lluvioso  y las calles estaban sumergidas en charcos y pequeños ríos que se habían formado a ambos lados de ellas.
La tormenta ya había amainado, y Aura paseaba disfrutando del olor a limpio el aire que en ese momento le azotó la melena.
Revoloteaba en sus pensamientos cuando de pronto, advirtió algo inusual: un charco no reflejaba el azul del cielo, ni las ramas de un árbol, ni tampoco, una pared o una farola. 
El charco no reflejaba nada que Aura hubiese visto antes.
Intrigada, removió su superficie con la punta del paragüas amarillo que llevaba en la mano derecha. 
Fue solo una fracción de segundo pero, le pareció ver una puerta de un tamaño descomunal.
De repente, un compañero del colegio que se la tenía jurada, aprovechando la velocidad de su bicicleta, la empujó tocándole el hombro y le hizo pisar el charco. 
Nada, no pasó nada.
"Mira que soy tonta. Esto no es un cuento". Pensó, y resopló aliviada. Se relajó, y en ese momento, se tiñó todo de blanco. Sintió cómo sus pies le sostenían en un suelo transparentemente imperceptible, y antes de que pudiese pensar nada, calló de bruces contra un suelo liso y arenoso.

Sacudió la cabeza para despejarse, parpadeó un par de veces y se irguió separándose del suelo que le acogía tan fríamente. 
Se puso en pie y dio una vuelta sobre sí misma para ver el lugar que la rodeaba. No vio nada singular. Todas  las paredes sin forma, parecían pertenecer al interior de una cueva. Una gran cueva. Hasta que sus ojos se toparon con una gran puerta de roble medio carcomida por los años y la humedad de medio metro de ancho y tres de alto.
La decoraban finísimos diseños victorianos de un metal que no recordaba haber visto jamás.
"La curiosidad mató al gato". Y pensando esto, probó a empujar la puerta y buscar algún indicio de cambio pero no vio nada diferente.
Miró por todos los lados de la puerta y sus alrededores. Dos rocas tan grandes como la mitad de su cuerpo, la custodiaban. "Umh..., ¿esto estaba antes?".
Con el dedo índice tocó a modo de golpecito la roca de su derecha. Nada. Se detuvo a pensar un segundo. "Vale. A ver si esto..."
Con los dos dedos índices estirados, se abrió todo lo que pudo con el fin de tocar ambas rocas con los dedos. Sacó la lengua y, chupándose el lateral derecho de su labio superior, se estiró todo lo que pudo y más.
"¡Por fin!". Consiguió tocar ambas rocas con los dedos índices pero, igualmente, no pasó nada.
Rendida, suspiró y apoyó su cabeza gacha en una de las hojas de la puerta. Enseguida escuchó un ruido como a quince centímetros bajo su nariz. Alarmada, se apartó dando un traspié.
Justo en el lugar donde parecía ser el origen del crujido, apareció un molde para una mano. Pero, para una mano extraña. Pues tenía dos pulgares. Uno a cada lado de los cuatro dedos restantes.
-Es como si las dos manos se superpusieran...- susurró pensando en voz alta.

Sin pensarlo dos veces, puso una mano encima de la otra y las clocó en el molde. Pero nada. Una mano sobresalía de él. Sin rendirse, puso la izquierda, pero lo único que pasó fue en cosquilleo suave que notó en el centro de la palma de su mano. 
Después, probó con la derecha. Esta vez no fue un cosquilleo lo que le recorrió la palma, fue...
-¡Hay!- Gritó de dolor. Y apartó la mano tan rápido como sus reflejos le permitieron. 

Temblorosa la mano derecha, la agarró por la muñeca con la izquierda y la giró hacia arriba. 
Con la mano bien abierta, pudo ver en el centro de la palma, tatuado con fuego, un círculo con una flor de lirio al estilo francés. 
No salía de su asombro cuando la puerta vibró y de ella, salió un rugido, seguido de la queja que producían los goznes al abrirse las hojas.
Una claridad la invadió de tal manera que tuvo que llevarse las manos a los ojos y parpadear varias veces para recuperar la visión.

Lo que vio le dejó sin respiración. Allí no había ningún bosque encantado con hadas no trasgos escondidos entre las hojas de las plantas. Tampoco una ciudad con edificios exuberantes y habitantes encantadores con secretos escondidos deseos por salir y anhelando librarse de ellos.
Lo que tenía ante sus ojos era aún mejor. No sabría explicarlo, cuando lo contempló lentamente con lágrimas en los ojos, pero era... indescriptible.
Un velo transparente simulando el movimiento de una cascada y agua flotando, recorría el portón de arriba a abajo y lo que había detrás era todo aquello por lo que seguía respirando, amando y viviendo segundo a segundo.

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Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Queréis que continúe?
Porfa, decidme vuestra opinión. La valoraré mucho. ¡Gracias!

4 comentarios:

  1. La verdad es que me ha gustado mucho,sigue escribiendo :3 por cierto,me gusta el blog,te sigo^^ besitos!

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  2. Me ha gustado este relato especialmente; mantiene la intriga hasta el final, y más allá. Espero que no nos dejes en la incertidumbre y te animes a continuarlo! Creo que a mí también me hubiera podido la curiosidad, como a Aura...¿qué nos espera tras la puerta?

    Un abrazo,
    Nimue

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias! No tenía pensado hacer una continuación, pero a ver lo que hago.

      Eliminar

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